sábado, 28 de septiembre de 2013

Viaje a la Toscana

Hace un par de semanas estuve con Marina en la Toscana. Visitamos Siena, Volterra, San Gimiggiano, Pisa, Lucca, Florencia y la zona de Chianti, donde se produce uno de los vinos más famosos de Italia.
Alquilamos un apartamento en un pueblecito entre Pisa y Florencia, en mitad de los montes, que se llama Palaia. Aunque pequeño, había varios restaurantes bastante buenos, cada uno en su estilo:

- Bacciomeo, un restaurante regentado por una familia encantadora. El local invitaba a pensar que la clavada iba a ser antológica, pero por el contrario, los precios eran bastante normales y la comida deliciosa.
Allí probé los picis, unos espaghettis muy gordos (22 minutos de cocción!).
Arriba izqda: Tagliatelle al ragú de jabalí.Arriba dcha: Antipasti Toscano
Abajo izqda: Picci con queso y pimienta. Abajo dcha: Flor de calabacín rellena

- Peggio, bar en mitad del pueblo pero con una calidad sorprendente para lo que parecía, donde probé el Rigatino, lascas de tocino de cerdo muy finas pero con un sabor intensísimo a jamón. Además los paninis de focaccia estaban de muerte.
Izqda: Antipasti con Rigatino. Centro: Focaccia con verduras al horno. Dcha: Focaccia con prosciutto

- Antica Farmacia, restaurante dirigido por un un jovencísimo chef y su novia. Lo mejor fué el postre, ese no!! Un tiramisú con unas láminas de nectarina en el fondo que le daban un toque cítrico increíble.

- Il Pettirosso: local de celebraciones con uno de los hornos de leña más grandes que he visto nunca. Aunque cené Tagliata con funghi porcini, que es un chuletón cortado. Magnífico el punto y el sabor.
Tagliatta con Funghi y con enslada de parmesano y rúcula, nos pusimos como el kiko!!


En Lucca fuímos a almorzar a Da Felice, un local de pizza a taglio, llena de italianos, donde pude probar la "cecina", una especia de pizza finísima hecha con harina de garbanzos. Es como si te metieras en la boca un puñado de garbanzos fritos. No me gustó tanto como parecía que iba a ser por la cantidad de italianos que esperaban a que saliera del horno.

En Florencia fuímos, por recomendación de un amigo, a Il Pizzaiuolo a tomar pizzas. Como podéis comprobar a Marina le gusta mucho la rúcula. Hubo que hacer un esfuerzo para acabársela.



Cerca de Palaia, escondido en la montaña, había una bodega Usiglian del Vescovo, donde contratamos una pequeña cata de sus vinos. Por allí es muy normal encontrar bodegas y viñedos por el camino donde se ofrecen degustaciones gratuitas. Lógicamente esperan que compres, lo que hicimos con mucho gusto a pesar de viajar con Ryanair y sus limites de peso... Si queréis probarlas estáis invitados.

El viaje ha sido un gustazo, no solo por la comida. Nos han faltado muchos sitios por visitar, pero mejor, así hay una excusa para volver. Un viaje totalmente recomendable.

Espero que os haya gustado y si no, ¿te frío un huevo?.